Todo es un vacilón

Hace un par de semanas se realizaron las elecciones municipales y la gente se apuntó al vacilón, porque acá, todo es un vacilón.

Vacilamos porque después de misa vimos a unos cuantos vestidos con iguales gorras y camisetas para pedir votos, entre ellos el vecino. Los malos pensamientos nos surgen y más de uno cree que anda buscando una buena tajada del queque.

Vacilamos también porque el alcalde anterior se equivocó de profesión durante cuatro años. Vacilamos porque votamos para que fuera alcalde y al final se nos hizo choricero.

Vacilamos porque los alcaldes nos cuentan que en su otra profesión, la de choricero, no les alcanzaban los recursos para sacar adelante el cantón, pues de las tripas tuvieron que hacer chorizo.

Y vacilamos, porque cada vez que tenemos que votar, siguen siendo los mismos… porque ellos tienen no solo profesión sino también vocación. Lo único en que no vacilamos es en postularnos pues nos da miedo quedarnos cortos para darle chorizo a quien le suena la tripa.

Por lo demás, acá esto es un vacilón.

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