Un daño causado


 Iba buscando un par de cosas en cierto supermercado. De repente, vi sus dos nietos dentro del carrito de compras. Me  sorprendió, porque iban del lado de los productos: dentro del carrito.

Yo, después de ver a sus nietos, alcé la mirada para ver al abuelo. Muy cortésmente me saludó, lo que inmediatamente respondí en forma respetuosa, aunque mi mente viajaba en el archivo de imágenes para vincular con un nombre. En milésimas de segundos lo logré.

Mientras él empujaba, a su lado iba su esposa. Ella, con delicado vestido, mostraba en su maquillaje la seguridad de caminar por este lugar sin tener miedo al público. Su rostro era de firmeza, aunque más bien se podía confundir con cierto enojo. Él no tanto. Su sonrisa era cordial, pero no tan natural como lo querían mostrar sus ojos.

Su figura era para sacarme una foto con él,  pero no. Incluso me la hubiese tomado y me hubiese atrevido a subirla a mi facebook, pero no.

Por un lado, él busca demostrar su inocencia, pero no se logra ver así... al menos esos son los comentarios que escuché en el supermercado.

Los medios de comunicación informan y su rostro se ve desgastado. Muchos lo quieren libre, pero no.
Me he topado con un expresidente de la República en el supermercado. Le vi su sonrisa cordial, tratando de recuperar su popularidad, pero no. Ya el daño está hecho… sea el que él mismo se provocó o el que los medios de comunicación le provocaron.

La sensación fue curiosa. Si su persona fuese de una gestión intachable, probablemente no habría podido andar por el supermercado caminando, pues mucho se le acercarían para saludarlo y no podría comprar con tranquilidad.

Muchos queremos una foto con personajes de buen renombre. Imagínese que estoy esperando ir al supermercado y toparme a Franklin Chan para sacarme una foto con él y subirla en las redes sociales que uso. ¡Al fin y al cabo, los buenos personajes siempre son inspiración para muchos! Así quiero sacarme una foto con un buen gobernante.

Si el político hace mal su trabajo o se le juzga como mal, ningún costarricense se sentirá orgulloso de subir una foto a la par del político en Facebook o de mostrarla con tranquilidad a la gente.

Por eso, simplemente dejé pasar a don Miguel Ángel y a su familia. Y así dejaré pasar a muchos otros gobernantes que no me hagan sentir orgulloso por su gestión política. Más si son aquellos que no defienden a los pobres, o los que no gobiernan con claridad, o a aquellas que no dejan gobernar.




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