¿Qué me voy a pedir para el 2011?


Todos los años la lista de retos es grande, la de logros no tanto. Pero es bueno ponérselos, recordarlos y siempre intentar por lograrlos.

Yo he hecho mi ejercicio de “reflexionarme”. Y acá está lo que me voy a pedir a mí mismo para este dos mil once.

Estudiar. Mi meta es terminar mis estudios en periodismo este año. No puedo aflojar. Ser un hombre profesional para seguir haciendo el bien ha sido uno de mis sueños desde muy niño. Este año será el tiempo para completar mis estudios.

Manejar mi economía. Necesito aprender a ahorrar más. Necesito prepararme para los futuros que me propongo pues hay muchos proyectos en los que tengo que estar preparado económicamente. Este es un año para lograrlo.

Amar más. Necesito sensibilizarme más con la dignidad humana. Debo promover más los proyectos de bien común, esos que le devuelven la humanidad a las personas rechazadas. También debo amar más a quienes están más cerca de mí. Este año será para crecer más como persona. Cristo es el modelo

Compartir más. Principalmente con mi familia y no solo del núcleo familiar, sino también con las ramas que se derivan de ella. Este año será para grandioso familiarmente hablando.

Sacaré mi licencia de conducir, porque de verdad, manda güevo (enero).

Estableceré un mecanismo que permita tener un crecimiento en el contro de calidad en Radio María Costa Rica. Creo que mi ingenierito de algo debe servir para la construcción del reino. Voy a ponerme las pilas en esto (Febrero).

En la música, creo que optaré por guardar mi primera guitarra y comprarme una nueva. Han pasado 20 años desde que empecé a tocarla y creo que cada día suena mejor, pero ya no debería estar en las presentaciones pues cada presentación lleva un recuerdo. Esos recuerditos me la van destrozando de a poquitos (abril).

Hacer un viaje a un país de Centroamérica. Quiero proponerme conocer más sobre las culturas cercanas. Creo que será Antigua, Guatemala. Este año debo enriquecerme más culturalmente (setiembre).

Registrar mi primer bien mueble o inmueble. Este es uno de los retos económicos que me harán unas canas en la cabeza. Espero que este año sea un año de canas de sabiduría (diciembre).

Creo que, por ahora,  esos serán mis retos para el 2011. Pequeños objetivos logrados diariamente son los que van a hacer que el progreso se visualice.


Nos vemos en el camino. En él voy forjando mi propio plan.

Mi 2010

Este será un intento para recordar lo que quiero y evaluar lo que he hecho para lograrlo.

Durante el 2010 me propuse cinco cosas: estudiar algo que me guste, buscar compartir más con mi familia, hacer que Radio María Costa Rica crezca más rápidamente, ahorrar, y comprar un lote.

Haciendo una evaluación rápida, la de mayor éxito fue la de los estudios. Entré a estudiar periodismo y la verdad que me ha gustado mucho. Más que estudiar, ha sido algo como un espacio de “entretenimiento entrenado”. Al fin y al cabo, así debería de ser: en lo que se haga, uno debe entrenarse para entretenerse siempre.

En la universidad he encontrado gente de todo tipo. Con los que más me acerco, siempre ha sido para aprender más y compartir con alegría. No es sencillo compartir con gente que apenas está entrando a la u, mientas que yo, estoy entrando a los 30 años de vida. Dios siempre se encarga de cuidarme y me lo ha demostrado diariamente: la gente con la que he compartido mi espacio de aprendizaje intelectual, ha sido gente realmente buena.

En cuanto a la familia, sigue siendo una preocupación de por vida. Siempre he trabajado para compartir más que estar. Ese es el reto diario más grande que tengo. No es sencillo. Las prioridades cambian cuando las edades avanzan. A mi edad, ya los papás hacen planes sin tomar en cuenta a los hijos, eso es bueno, pero confieso que me llegan a hacer falta.

Trato de estar con ellos todo lo que puedo. Con mamá converso más y puedo hablarle sin miedo alguno. Con ella aprendí a amar y a ser sincero en lo que soy. Con papá, el trabajo es más lento, siempre intentamos pasar un poco más allá del saludo. Las discrepancias de criterios son más comunes. Con él aprendí a analizar y resolver.

Mi familia creció. Hoy puedo contar con una persona realmente especial en mi vida. Bea. REalmente ella es la que me enseña a inspirarme. Me reta todos los días a seguir viviendo con alegría. Sorprendente es su amor.

En el trabajo, no puedo negar que es el espacio de encuentro moral e  intelectual. Es muy enriquecedor siempre llegar y encontrar nuevos retos. Este año me cansé un poco de lo que estaba haciendo en promoción y difusión. Me cansé de lo lento que podemos ser en muchas cosas y de la forma en que se hacían muchas otras. Probablemente mi visión era un poco cerrada, pero la apertura que tiene hizo generar nuevos retos.

Al final del año, se dio un cambio que en algún momento en mi cabeza había pasado: cambio de puestos. Ahora estoy trabajando en la dirección de la radio como asistente. El recibimiento fue cordial y arduo: programar dos días para iberoamérica, lo disfruté muchísimo más cuando la gente de diversos países reportaban sintonía.

El otro rubro, el de ahorrar no fue tan exitoso. Este año la economía me hizo sentirme menos pudiente. Ahorré muy poco y lo que pude ahorrar me permitió salir de las deudas que tenía. He aprendido a administrar mejor lo que tengo. Para el año que sigue, ya cambié de forma para ahorrar: me metí con un banco estatal a un plan de ahorro de esos intocables… Quiero también ahorrar para empezar nuevos proyectos de vida, pues aunque para ser felices el dinero no debe ser lo fundamental, en lo fundamental el dinero debe usarse para hacer aportes.

Entre esos aportes y en el tema de los proyectos 2010 estaba el de comprarme una propiedad, un lote. Este fue uno de los rubros no logrados. Las razones no estaban a mi alcance: la propiedad a la que le había puesto el ojo y la paciencia, no cumplía con los requisitos para que el banco me diera el préstamo: debe tener luz eléctrica y agua potable. Sí, aunque los postes de electricidad estén como a 300 metros y la paja de agua como a 250 metros.

Y de feria, como no pegué la lotería, me tocará seguir buscando propiedades y me toca seguir breteando. Lo que más me gusta es que me gusta en lo que breteo.

Ese fue mi 2010, los retos del 2011 pronto los documentaré. Por el momento, les deseo lo mejor para lo que viene. Dios les bendiga

Todo es un vacilón

Hace un par de semanas se realizaron las elecciones municipales y la gente se apuntó al vacilón, porque acá, todo es un vacilón.

Vacilamos porque después de misa vimos a unos cuantos vestidos con iguales gorras y camisetas para pedir votos, entre ellos el vecino. Los malos pensamientos nos surgen y más de uno cree que anda buscando una buena tajada del queque.

Vacilamos también porque el alcalde anterior se equivocó de profesión durante cuatro años. Vacilamos porque votamos para que fuera alcalde y al final se nos hizo choricero.

Vacilamos porque los alcaldes nos cuentan que en su otra profesión, la de choricero, no les alcanzaban los recursos para sacar adelante el cantón, pues de las tripas tuvieron que hacer chorizo.

Y vacilamos, porque cada vez que tenemos que votar, siguen siendo los mismos… porque ellos tienen no solo profesión sino también vocación. Lo único en que no vacilamos es en postularnos pues nos da miedo quedarnos cortos para darle chorizo a quien le suena la tripa.

Por lo demás, acá esto es un vacilón.

¡Qué desgracia, usted se inmuta...!

La semana pasada estuve conversando con un amigo que decía que los valores se pierden cuando no se practican. Además, me hacía una comparación en la que afirmaba que, cuando en la familia se pierden los espacios de diálogo, entonces se pierde el interés por el otro.


En nuestra realidad social me pareció muy interesante poder aplicar esta analogía pues en cada área de nuestras diario vivir hay espacios que dejamos perder, por ende, dejamos perder nuestro interés por los demás.

Al preguntarme en qué momento en nuestras familias se marca más profundamente el interés por el otro, tuve que devolverme a mis años de adolescencia donde recordaba mis discusiones frente a la jerarquía: las discusiones eran por posiciones y no por intereses. Mis papás decían que sí o que no porque eran “los papás”… y yo no podía refutar nada, su posición era más fuerte que lo que a mí me interesaba. Conforme crecía, la discusión de intereses aumentaba y por ende el diálogo con ellos mejoró muchísimo.

Nuestras familias viven transformaciones según la edad de los integrantes. Esto permite que las jerarquías familiares tiendan a hacerse más sensibles para dar paso a diálogos más profundos, o en caso contrario, darle paso a la rebeldía sin causa noble.

Darle paso al interés más que a la posición llega a plasmar más momentos de encuentro que momentos de alejamiento. Entonces, hay que practicar el valor de interesarse por los demás, de lo contrario, seremos inútiles en nuestra capacidad de servir y de administrar.

Un reflejo de esto es la agresión en que vive nuestra sociedad. Lo que prima es tener lo del otro, sin importar nada más. Hay casos donde incluso ni siquiera la vida de la persona ha importado.

¿Cuál es el problema entonces? Sencillo, si cuando llego a cualquier situación el otro no me importa, entonces soy un motor del retroceso social.

Probablemente a usted le pase, por eso es necesario que se pregunte a usted mismo: ¿saluda en su casa solamente con el "ya llegué", pero con ganas de acostarse en su cama sin hablarle a nadie? Cuando hay alguien visitando en su casa, ¿usted se inmuta? Si contesta que sí, usted es un candidato de alto perfil a perder espacios de encuentro. Esto llevará también al desinterés de los demás por usted.

¿Cuántas horas a la semana conversa usted con cada una de las personas que habitan con usted? Sí, pregúntese por cada una, no en general.

¿Ya en su casa perdieron el espacio del diálogo o será que nunca lo han tenido? ¿En qué área pretende estar en los próximos meses? ¿Quiere ser cómplice de los que viven en los pasos del retroceso o en los del progreso humano?

Creo que usted es muy capaz del progreso. Así que no deje de intentarlo. Déle vida a los valores dándose el valor en la vida de interesarse también por los demás.